De cómo el proyecto de manglares Carbono Azul, de Conservación Internacional en Colombia ayuda a maquillar de verde las actividades extractivistas de Apple

REDD-Monitor
5 min readFeb 13, 2022

Por Chris Lang, REDD-Monitor, publicado en inglés el 11 de junio de 2021

En mayo de 2021, un proyecto de conservación de manglares en Colombia que abarca 7.646 hectáreas, comenzó a vender “créditos de carbono azul”. El Proyecto Carbono Azul en la Bahía de Cispatá es financiado por Apple y dirigido por Conservación Internacional, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Colombia, la Fundación Omacha y las autoridades ambientales del gobierno colombiano. El proyecto se inició en 2015.

Los créditos de carbono se generan a partir del carbono almacenado en el bosque de manglares, incluso del carbono almacenado en suelos submarinos. El proyecto es el primero en vender créditos de carbono de suelos submarinos y el primero en hacerlo para conservar, en lugar de replantar, manglares.

En septiembre de 2020, la organización de estándares de comercio de carbono Verra publicó una “metodología de conservación del carbono azul” que implicó la revisión de una de las metodologías existentes de Verra (VM0007).

La página web de Verra informa que Apple ha comprado hasta ahora 17.000 créditos de carbono del proyecto, los cuales fueron “Retirados en nombre de la huella de carbono integral (CCF, por su sigla en inglés) del año fiscal 20 de Apple”.

El proyecto realizó otras tres ventas en mayo de 2021, que totalizaron 42.363 créditos de carbono, pero la página web de Verra no informa quién compró esos créditos.

La Iniciativa Carbono Azul

Los manglares pueden almacenar hasta 10 veces más carbono por hectárea que los bosques de tierra firme. Lo que significa que de una superficie más pequeña, se pueden vender más créditos de carbono. Conservación Internacional es parte de la Iniciativa Carbono Azul, junto con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (IOC-UNESCO).

La Iniciativa Carbono Azul es otro mecanismo de comercio de carbono que equipara el carbono almacenado temporalmente en árboles y suelos con el carbono almacenado de forma permanente bajo tierra como combustibles fósiles. De forma permanente, es decir, hasta que llegan las empresas y los gobiernos, extraen los combustibles fósiles y los queman. Los créditos de carbono de la Iniciativa Carbono Azul permiten que se continúe quemando combustibles fósiles y, por supuesto, la combustión de fósiles es lo que genera la crisis climática.

Por supuesto, proteger los bosques de manglares es importante. Pero proteger los bosques no puede ser una excusa para continuar con la destrucción ambiental en otros lugares, ya sea en forma de emisiones continuas de gases de efecto invernadero o extractivismo.

¿Una avalancha de créditos de carbono azul?

Una de las firmas consultoras contratadas para redactar la nueva metodología Verra fue Silvestrum Climate Associates. Steve Crooks, un geomorfólogo costero de Silvestrum, declaró a la revista Hakai que,

“Esto es trascendente. La creación de una red de proyectos de este tipo en todo el mundo será de gran importancia para contribuir a hacer frente al cambio climático, conservar los ecosistemas costeros y apoyar los medios de vida sustentables de las comunidades costeras”.

Conservación Internacional espera generar una avalancha de créditos de carbono azul. En su Informe Anual de 2020, Conservación Internacional advierte que los ecosistemas de carbono azul “han sido excluidos de los mercados de carbono, lo que deja fuera los incentivos para protegerlos y priva a las comunidades costeras de oportunidades económicas”.

Jennifer Howard, directora de cambio climático marino de Conservación Internacional, expresó a la revista Hakai que no venderán créditos de carbono azul a cualquiera.

“Hay empresas que han querido comprarlos y les hemos dicho que no. Vamos a organizar una subasta solo por invitación para crear competencia entre las empresas a las que queremos vender. No todo el mundo hace eso”.

Lamentablemente, Howard no menciona a qué empresas Conservación Internacional dijo que no. Es difícil imaginar una empresa a la que Conservación Internacional no quiera maquillar de verde. Conservación Internacional trabaja actualmente con Coca-Cola, Pepsi, Nissan, Toyota, Unilever, Disney, Northrop Grunman, BHP Group, Sime Darby, entre otras empresas masivamente contaminantes y destructivas.

Apple no es “verde”

Apple es también uno de los casos de “compromisos con empresas” de Conservación Internacional. Apple es lo opuesto a una empresa “verde”. El consumo excesivo es su razón de ser. En 2020 la compañía vendió casi 200 millones de iPhones y un total de más de 80 millones de computadoras e iPads. Pero Conservación Internacional no está interesada en señalar la locura de comercializar un nuevo iPhone cada año.

Zhengzhou es una de las ciudades más contaminadas de China. También es un importante sitio de producción de iPhones. La contaminación aumenta cada año a medida que las fábricas aumentan la producción antes de la salida a la venta del último iPhone.

Apple ensambla casi todos sus productos en China. Está el problema de las condiciones laborales de las fábricas que producen componentes para el iPhone: salarios bajos, jornadas laborales largas y malas condiciones de trabajo.

Centros de datos en Guiyang y Mongolia Interior almacenan los datos personales de los clientes chinos de Apple. Los servidores informáticos están a cargo de una empresa china de propiedad estatal. Como informó recientemente el New York Times,

Apple ha cedido en gran medida el control al gobierno chino. Los empleados estatales chinos administran físicamente las computadoras. Luego de que China no la autorizara, Apple abandonó la tecnología de cifrado que usaba en otros lugares. Y las claves digitales que desbloquean la información de esas computadoras se almacenan en los centros de datos que deben proteger.

Además está la minería necesaria para obtener la gran cantidad de minerales utilizados en el iPhone. En 2019, Apple fue nombrada en una demanda presentada por familias de niños muertos o heridos durante actividades de minería en la República Democrática del Congo.

Pero Conservación Internacional no menciona ninguno de los problemas que crean los brillantes productos de Apple. En cambio, Conservación Internacional nos dice que el proyecto de manglares en la Bahía de Cispatá, “apunta a reducir las emisiones en al menos 17.000 toneladas métricas de dióxido de carbono, equivalente a la totalidad de las emisiones de la flota de vehículos que actualizan los mapas de Apple durante una década”.

Como si la flota de vehículos que actualizan los mapas de Apple fueran el problema ambiental y social más grave causado por las operaciones de Apple.

Al igual que con todos los proyectos de compensación, el proyecto de manglares Carbono Azul de Conservación Internacional en Colombia constituye una peligrosa distracción de la urgente necesidad de detener el extractivismo y dejar los combustibles fósiles bajo tierra.

Esta publicación es parte de una serie de artículos de REDD-Monitor que analizan REDD y la injusticia ambiental en la Amazonía andina.

Traducción del original en inglés de Raquel Núñez Mutter, raquel.nunez.mutter@gmail.com

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