“Peor que no hacer nada”: compensaciones REDD de Shell en Indonesia y Perú
Por Chris Lang, REDD-Monitor, publicado en inglés el 19 de noviembre de 2020
Shell promete a los automovilistas de Dinamarca que pueden llegar a ser “carbono neutrales” cuando compran compensaciones de carbono con la gasolina a la venta en las estaciones de servicio Shell. Recientemente, tres periodistas investigadores del periódico danés Politiken hablaron con una serie de expertos que señalaron que los clientes no pueden confiar en las promesas de conservación forestal de Shell. Morten Skjoldager, Carl Emil Arnfred y Sebastian Stryhn Kjeldtoft concluyen que, para el clima, comprar las compensaciones REDD de Shell puede ser peor que no hacer nada.
Shell ofrece a los automovilistas la opción de pagar alrededor de 2 centavos de dólar por litro cuando compran gasolina para compensar sus emisiones. Shell compra compensaciones de carbono de dos proyectos REDD: Katingan Mentaya en Indonesia, y Cordillera Azul en Perú.
REDD-Monitor ha escrito tres artículos sobre estos proyectos REDD:
El año pasado, Shell lanzó un plan para destinar 300 millones de dólares en soluciones climáticas naturales durante tres años. El plan es compensar el 2 a 3% del total de emisiones de CO2 de Shell.
Shell ofrece “conducción carbono neutro” a los automovilistas de Holanda, Dinamarca, el Reino Unido y Canadá.
El problema es que Shell da a entender que las compensaciones de carbono permiten conducir un vehículo y hacerlo con emisiones “carbono neutras”. Pero el mejor escenario es un juego de suma cero: las emisiones por la conducción de vehículos en Dinamarca son iguales a las emisiones evitadas por la conservación de bosques en Indonesia y Perú. La realidad es que es imposible decir si las emisiones en Dinamarca son iguales a las emisiones evitadas en Indonesia y Perú, o incluso si se ha evitado alguna emisión.
En momentos en los que es imperioso reducir drásticamente las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles, las compensaciones REDD de Shell son simplemente un maquillaje verde. Una vez más, REDD es una peligrosa distracción de la necesidad de dejar los combustibles fósiles en el subsuelo.
El 31 de octubre de 2020, Politiken publicó tres artículos de Skjoldager, Arnfred y Kjeldtoft sobre las compensaciones de Shell. Los artículos son parte de lo que parece una fascinante serie de artículos sobre cambio climático, compensación, fraude y afirmaciones de neutralidad de carbono. (Lamentablemente, muchos de los artículos tienen exigencia de pago y están en danés. Lo siguiente se basa en una traducción de Google).
Los periodistas de Politiken hablaron con economistas y expertos forestales daneses e internacionales. Consideran que los proyectos son tan inciertos que los automovilistas de Dinamarca corren el riesgo de ser engañados.
Robert Fletcher, profesor asociado de la Universidad de Wageningen de Holanda, declaró a Politiken que,
“Sencillamente, es incorrecto utilizar este mecanismo para compensar las emisiones de CO2 de los automovilistas”.
Los investigadores con los que habló Politiken enfatizaron que proteger los bosques es importante, pero señalaron que la compensación de carbono no es la solución.
El profesor Jens Friis Lund, de la Universidad de Copenhague, dijo que,
“En un panorama más amplio, la idea de compensación climática es profundamente problemática. Estamos en una situación en la que todos los países y todos los sectores deben reducirse si queremos preservar la posibilidad de limitar el calentamiento global a menos de dos grados”.
Las críticas de los expertos se refrieren a dos categorías principales: fuga y adicionalidad, problemas que REDD siempre ha enfrentado. La fuga se refiere al hecho de que si bien la deforestación podría evitarse en un lugar, se siguen deforestando los bosques en otra zona. La adicionalidad se refiere a la imposibilidad de predecir lo que hubiera sucedido de no haber existido el proyecto REDD.
Fuga
El profesor Ole Mertz y Scott Ford, quien tiene una beca de Doctorado del Departamento de Geociencias y Gestión de la Naturaleza de la Universidad de Copenhague, han estudiado la deforestación en ambos proyectos utilizando imágenes satelitales. También observaron una zona de amortiguación de varios kilómetros alrededor de los proyectos. En ambos casos, la deforestación aumentó en las zonas alrededor de los proyectos REDD, lo que podría ser un signo de fuga.
Mertz y Ford descubrieron que desde el año 2000, la deforestación ha aumentado alrededor del parque nacional Cordillera Azul de Perú. Mientras tanto, no ha habido deforestación dentro del parque nacional, ni antes ni después de que comenzara el proyecto REDD.
Mertz declaró a Politiken que,
“Podría señalar que el proyecto realmente no ha tenido ningún efecto ya que las tendencias históricas simplemente continuaron. En otras palabras, es posible dudar de la validez de los créditos de CO2 de Shell. No parece que la atmósfera haya recibido menos emisiones en Perú para compensar las emisiones de Shell”.
En Indonesia, las imágenes satelitales muestran que la deforestación aumentó más en el área alrededor del proyecto que dentro del área del proyecto REDD.
Además del aumento de la deforestación alrededor del área del proyecto, en 2016 se produjeron importantes incendios forestales dentro del área del proyecto. Mertz comentó:
“Cuando repentinamente el 6% del área del proyecto se deforesta casi por completo debido a un incendio en un año, realmente que es una superficie grande. Cuando además está en un suelo de turba, donde no solo se queman los árboles, es por demás significativo”.
“Probablemente hay muchos elementos para sugerir que no ha habido una reducción de emisiones de CO2 que pueda compensar las emisiones que han tenido lugar en Dinamarca”.
Mertz agregó que,
“El problema con el proyecto es que no pueden documentar que el CO2 que emitimos esté realmente almacenado. Por lo tanto, el resultado neto es, lamentablemente, que en lugar de tener cero emisiones se termina emitiendo más CO2”.
Adicionalidad
REDD se basa en la creación de una medida de referencia hipotética basada en lo que sucedería si el proyecto no existiera. La suposición de los promotores del proyecto es que sin la venta de compensaciones de carbono para financiar el proyecto se destruirían grandes zonas del bosque. Pero resulta imposible verificar una medida de referencia hipotética, por la sencilla razón de que el proyecto siguió adelante. La medida de referencia es una historia armada por los consultores contratados por el promotor del proyecto.
Los expertos leyeron los cientos de páginas de los documentos del proyecto. Le dijeron a Skjoldager, Arnfred y Kjeldtoft que no hay evidencia alguna de que los bosques habrían sido deforestados si las áreas no fueran proyectos REDD.
El proyecto REDD Cordillera Azul en Perú ya era un parque nacional antes de que comenzara el proyecto REDD. Robert Fletcher, de la Universidad de Wageningen, dijo que REDD era como “apoderarse de los bosques y exigir un rescate para mantenerlos vivos”. En el caso del proyecto REDD Cordillera Azul, Fletcher expresó que,
“El hecho de que esto ya fuera un parque nacional y que la protección comenzó mucho antes de que se hiciera el pago por la compensación climática, hace que este mecanismo sea aún más ridículo”.
Los documentos del proyecto revelan que sus promotores ni siquiera consideraron la opción de que el gobierno pudiera proteger el parque nacional.
Alain Karsenty, jefe de investigación del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo(CIRAD, por su sigla en inglés), comentó a Politiken que “es realmente una locura confiar en escenarios tan hipotéticos para resolver un problema tan grave”.
“Los proyectos REDD+ no pueden garantizar una compensación total”, agregó Karsenty.
Karsenty declaró a Politiken que,
“La hipótesis es que, sin el proyecto, el gobierno peruano no financiaría adecuadamente el parque nacional para impedir intrusiones, asentamientos y deforestación. Esto es posible, pero lo contrario no es improbable”.
El proyecto REDD Cordillera Azul ha generado hasta ahora más de 25 millones de créditos de carbono, simplemente porque no ha habido deforestación del bosque. Eso es el doble de las emisiones anuales totales de CO2 de los automóviles de Dinamarca.
William Lock es investigador doctorado de la Universidad de Sussex. Su investigación incluye investigar el papel de las organizaciones privadas en la conservación en Perú. Comentó que,
“Basado en mi experiencia con proyectos REDD+ en Perú, no creo que los proyectos de conservación de bosques puedan neutralizar el uso de combustibles fósiles. Los combustibles fósiles neutrales en CO2 son una incongruencia lógica, y cuando Shell usa el término y sugiere que los automovilistas pueden volverse neutrales en CO2, lo que hace es maquillarse de verde en una escala monumental”.
Respuestas de Shell y Verra
Politiken presentó la investigación de los expertos a Shell. En una respuesta por escrito, la portavoz de Shell, Sally Donaldson, expresó: “Respaldamos la solidez de nuestro programa de compensación de CO2”. Añadió que: “Sostenemos que las emisiones de CO2 de los automovilistas daneses se compensarán en su totalidad a través de los proyectos”.
Politiken preguntó a Shell por qué la empresa no se limita a donar dinero para la protección de los bosques, sin crear créditos de carbono y con ello permitir que continúen las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación. Shell se refirió a proyectos en el Reino Unido y los Países Bajos, pero ambos forman parte de los planes de compensación de Shell.
Politiken también presentó los resultados del investigador a Verra. Ambos proyectos están registrados bajo el Estándar de Carbono Verificado (VCS, por su sigla en inglés) de Verra. En una respuesta por escrito, Verra no comentó sobre el proyecto Cordillera Azul, pero afirmó que no cree que los incendios ocurridos en el proyecto Katingan “amenacen la integridad ambiental de los créditos de carbono”.
Anne Thiel, directora de comunicaciones de VCS, declaró a Politiken que,
“En general, creemos que los proyectos registrados en el Estándar de Carbono Verificado (VCS) generan reducciones de emisiones confiables debido a los sólidos métodos que siguen”.
Lecciones de Oddar Meanchey
Pero las afirmaciones de Verra sobre “reducciones de emisiones fiables” no son verdaderamente tranquilizadoras, como revela el caso del proyecto REDD Oddar Meanchey en Camboya. El proyecto se registró bajo el Estándar de Carbono Verificado en 2013. En enero de 2018, Virgin Atlantic dejó de comprar créditos de carbono del proyecto REDD Oddar Meanchey. El problema, como señalaba un informe de Fern de diciembre de 2017, era que “se está destruyendo el bosque, no protegiéndolo”.
REDD-Monitor ha informado sobre la destrucción de los bosques dentro del proyecto REDD Oddar Meanchey desde 2013, a partir de informes de los medios de comunicación camboyanos. Una serie de fotografías tomadas en marzo de 2012 revelan el alcance de la deforestación:
Después de que Virgin Atlantic dejó de comprar créditos de carbono del proyecto REDD Oddar Meanchey, Verra emitió un comunicado afirmando que “REDD+ es una forma probada, eficiente y eficaz de lograr reducciones de emisiones”.
En 2019, ProPublica contrató a una empresa de análisis de imágenes satelitales, Descartes Labs, para determinar cuánto bosque quedaba realmente en los 13 bosques comunitarios del proyecto REDD Oddar Meanchey.
Según los documentos del proyecto, cuando el proyecto comenzó en 2008, el área del proyecto estaba cubierta en un 88% por bosques. Descartes Labs descubrió que para 2017 solo quedaba el 46% de bosque en el área del proyecto. En 2008, Angdoung Bor, uno de los bosques comunitarios, se conservaba en un 90%. Para 2017, Descartes Labs descubrió que el bosque había desaparecido por completo.
El informe más reciente de los auditores de Verra, quienes se supone deben monitorear lo que ocurre en el terreno, tiene fecha 2013.
Esta publicación es parte de una serie de artículos de REDD-Monitor que analizan REDD y la injusticia ambiental en la Amazonía andina.
Traducción del original en inglés de Raquel Núñez Mutter, raquel.nunez.mutter@gmail.com