REDD en Colombia: deforestación constante y desarrollo extractivista

REDD-Monitor
7 min readOct 4, 2021

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Por Chris Lang, REDD-Monitor, publicado en inglés el 27 de mayo de 2020

“El mayor problema o desafío de nuestro tiempo es el cambio climático”, declaró Iván Duque, presidente de Colombia, en el Foro Económico Mundial 2020 celebrado en Davos. “De manera que si realmente queremos como sociedad poder contener los efectos del cambio climático, debemos proteger los bosques tropicales”.

En un artículo reciente publicado en el Journal of Political Ecology, Torsten Krause, de la Universidad de Lund, examina detenidamente las acciones realizadas por Colombia en los últimos años para reducir la deforestación. Con relación a las palabras pronunciadas en Davos, Krause escribe que Duque “habla de la boca para afuera sobre la protección del ambiente” porque “las políticas económicas aplicadas por Colombia dicen otra cosa muy diferente”. En documentos oficiales del gobierno, como el plan nacional de desarrollo, los procesos que impulsan la deforestación –como la industria petrolera y minera, la agricultura industrial y la infraestructura– se describen como “locomotoras del desarrollo”.

“REDD+ ignora los procesos complejos y estructurales que impulsan la deforestación, al tiempo que sirve para atraer fondos internacionales”, escribe Krause.

El artículo de Krause se titula “Reducing deforestation in Colombia while building peace and pursuing business as usual extractivism?” (¿Reducir la deforestación en Colombia mientras se construye la paz y se aplica el extractivismo de siempre?), y es parte de una Sección Especial sobre REDD+ editada por Adeniyi Asiyanbi y Jens Friis Lund. La semana pasada, REDD-Monitor analizó el artículo de Asiyanbi y Lund acerca de por qué persiste REDD+, a pesar de su nefasto historial.

REDD+ neoliberal

Krause comienza su artículo señalando que varios académicos, “han criticado el fundamento de REDD+ considerándolo una derivación instituida de la gobernanza ambiental neoliberal, que utiliza mecanismos comerciales y compensaciones de carbono como soluciones a la deforestación”. Estos críticos ven a REDD+ como un intento por “mejorar los efectos del consumo continuado en el Norte global”.

Krause escribe que,

Hasta la fecha hay escasa evidencia de que REDD+ haya reducido o que reducirá efectivamente la deforestación y degradación de los bosques en todo el mundo. Una de las principales deficiencias de la iniciativa es que los diferentes enfoques y herramientas bajo el paraguas de REDD+ rara vez apuntan a los verdaderos procesos que impulsan la deforestación y la degradación de los bosques, que se encuentran principalmente en la dinámica de la economía política mundial y los procesos que caracterizan la globalización, por ejemplo el comercio internacional y la producción industrial de productos agrícolas.

El artículo de Krause se centra en la coexistencia de REDD+ y el desarrollo extractivista en Colombia, en el contexto del proceso de paz tras el acuerdo firmado en 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia — Ejército Popular (FARC-EP).

Procesos que impulsan la deforestación

La deforestación ha aumentado desde la firma del acuerdo de paz. Krause atribuye esto al acaparamiento de tierras en los antiguos bastiones de las FARC en el noroeste de la región amazónica y a la promoción del desarrollo extractivista por parte del gobierno.

“El despliegue de REDD+”, escribe Krause, “tiene poca adhesión en el lugar, parece legitimar el status quo y no hace casi nada para reducir la deforestación”.

Krause señala que las plantaciones de palma aceitera y la ganadería son dos procesos en alza que impulsan la deforestación en Colombia. Colombia es el mayor productor de aceite de palma de América Latina. Las plantaciones de palma aceitera se establecen principalmente en antiguas tierras de pastoreo y, por lo tanto, contribuyen indirectamente a la deforestación en Colombia.

La ganadería hace un uso importante de la tierra y es un agente directo de la deforestación. Más de la mitad de las tierras agrícolas de Colombia son pasturas para ganado. En 2018, el stock ganadero creció un 11% con respecto al año anterior.

En 2010, el Banco Mundial aprobó un proyecto de 27,7 millones de dólares denominado “Incorporación de la ganadería sostenible”, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) (7 millones de dólares) y el Reino Unido (20 millones de dólares). El proyecto es llevado a cabo por la Asociación Nacional de Ganadería junto con la organización The Nature Conservancy, e incluye un mecanismo de pago de carbono por servicios ecosistémicos.

“Sin embargo”, escribe Krause,

sigue siendo discutible si los modelos agrícolas convencionales que se centran en la intensificación del uso y la producción de la tierra, aun cuando se combinen con prácticas silvopastoriles, pueden reducir la deforestación. En el contexto de posconflicto de Colombia, el control territorial está muy disputado y la deforestación es causada en gran parte por estructuras y poderes que buscan expandir su posesión de la tierra, más que por una producción ineficiente.

El cultivo de coca también es un factor que impulsa la deforestación en Colombia. La superficie destinada a la producción de coca ha aumentado de 78.000 hectáreas en 2012 a unas 209.000 en 2017.

La minería es otro agente importante de deforestación en Colombia. En 2017 había casi 9.000 títulos mineros activos, que abarcaban un total de casi el 4% del país. Más de 100 empresas mineras adquirieron títulos en Colombia para explorar carbón y metales, en particular oro. La gran mayoría de la extracción de oro en Colombia es ilegal y provoca una contaminación importante, tiene graves impactos en la salud y genera inseguridad y violencia. El plan de desarrollo nacional 2018–2022 de Colombia tiene como objetivo expandir la minería y duplicar la inversión extranjera directa.

REDD+ en Colombia

Colombia participa en el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF), del Banco Mundial, y en el programa ONU-REDD. En 2011 se incluyó a REDD+ en el plan nacional de desarrollo. El mismo año se completó una estrategia nacional REDD+.

Según la base internacional de datos de proyectos y programas REDD+, hay 25 proyectos REDD+ registrados en Colombia (excluidos los proyectos de forestación y reforestación). De éstos, escribe Krause, solo 10 han sido registrados, verificados y validados bajo los estándares de Comunidad, Clima y Biodiversidad. De estos diez proyectos, siete fueron implementados bajo el programa BIOREDD+, con financiamiento de USAID (un total de 27,8 millones de dólares entre 2011 y 2014).

En 2015, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia lanzó el programa Visión Amazonía. Este programa REDD+ es parte de un programa REDD+ de 5.000 millones de dólares que fue anunciado en la COP 21 de París, financiado por Alemania, Noruega y el Reino Unido (los países GNU por la sigla en inglés del grupo). La página web de Visión Amazonía señala que “El periodo de tiempo que contempla el programa va desde el año 2016 hasta el 2021.”

Pero, como señala Krause, Visión Amazonía ha “avanzado poco en términos de reducir la deforestación o cambiar los procesos que impulsan la deforestación y el acaparamiento de tierras en la región amazónica”.

En 2019, los países GNU retiraron 15 millones de dólares del fondo total de 100 millones de dólares para Visión Amazonía, “porque las tasas de deforestación aumentaron y no se cumplieron los objetivos de reducción de emisiones”, escribe Krause.

Parte de los fondos de Visión Amazonía se destina a proyectos de comunidades indígenas. En 2018, Visión Amazonía financió diez proyectos por un total de 5,2 millones de dólares y en 2019 se aprobaron otros diez proyectos por un total de 6 millones de dólares. Los proyectos tienen como objetivo fortalecer la planificación territorial, la gobernanza ambiental, los planes de sustento, la protección integral de los lugares sagrados, la autonomía alimentaria y el empoderamiento de las mujeres.

Críticas a Visión Amazonía

La Organización de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana (OPIAC) fue la principal representante de los Pueblos Indígenas en Visión Amazonía. Pero los líderes de las comunidades indígenas de la Amazonía central son críticos de Visión Amazonía. Los Pueblos Indígenas no participaron en el diseño de Visión Amazonía. En 2017, caciques de cuatro grupos indígenas viajaron a Bogotá para reunirse con la Agencia Nacional de Tierras, las embajadas de los países GNU (Alemania, Noruega y Reino Unido) y funcionarios del Ministerio de Ambiente.

El cacique miunane Eduardo Paki, declaró a El Espectador que “lo curioso es que hoy el mundo está mirando a la selva, pero no está viendo que allí estamos nosotros.”

Krause escribe que,

Varios de los actores que trabajan con iniciativas de conservación en la región ven a Visión Amazonía como una paradoja, ya que por un lado está bien financiada y por otro lado está bastante ausente a nivel local. El mayor desafío de Visión Amazonía es reducir la deforestación en el contexto de la compleja realidad posconflicto de Colombia. Múltiples factores se entrelazan, por ejemplo, el acaparamiento de tierras, la producción de cultivos ilícitos y las políticas gubernamentales de desarrollo económico que impulsan directamente la deforestación, pero que están fuera del ámbito de Visión Amazonía.

A pesar de las lindas palabras del presidente Duque en Davos acerca de proteger los bosques, su gobierno ha dicho que apuntará a una tasa de deforestación de 220.000 hectáreas por año durante los próximos cuatro años. Krause escribe que,

El imperativo extractivo perseguido por el Estado colombiano podría implicar vender el alma al diablo, donde el desarrollo socioeconómico a nivel nacional se logra a costa de las comunidades locales y del ambiente…. Es necesario revisar la actual expansión del uso intensivo de la tierra (por ejemplo, para plantaciones de palma aceitera) así como la ganadería y la minería extensivas, que cuentan con el apoyo de políticas gubernamentales. Esto requiere apartarse de la agricultura a gran escala y la extracción de recursos naturales. La paz y la justicia social no se pueden construir a costa de promover injusticias y desigualdades ambientales….

Hasta ahora, REDD+ y Visión Amazonía no han abordado la realidad colombiana de la propiedad desigual y a menudo incierta de la tierra, la violencia asociada con el control de la tierra y los recursos, y la fricción resultante entre los diversos grupos de partes interesadas y los pueblos indígenas que tienen diferentes intereses y visiones. Reducir la deforestación y la degradación de los bosques en Colombia es, en última instancia, una cuestión de lucha por el control de los vastos territorios y recursos rurales del país, que fueron escenario del conflicto armado y siguen estando en el centro del mismo.

Ésta es la primera de una serie de publicaciones en REDD-Monitor que analizan REDD y la injusticia ambiental en la Amazonía andina.

Crédito FOTOGRÁFICO: Parque Nacional Chiribiquete — Monitoreo del Proyecto Amazonia Andina, junio de 2019.

Traducción del original en inglés de Raquel Núñez Mutter, raquel.nunez.mutter@gmail.com

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